Se lo
considera símbolo criollo y de hermandad, el mate se ha ganado un lugar
primordial en la vida de muchos de nosotros, "los amargos" nos
acompañan de día y de noche, en nuestra soledad en las reuniones con amigos o
familia, algunos lo toman dulce, con otras hierbas o frío.
Los indios güaraníes
fueron quienes descubrieron la yerba mate, mucho antes de la invasión a
América. Ellos tomaban el mate como nosotros, pero lo hacían con agua fría y
mezclaban la yerba con otras hierbas aromáticas, vale aclarar que en la
actualidad en Paraguay, en el Sur de Brasil y en el noreste de Argentina, esto
se sigue tomando y se lo denomina “tereré”, aunque en algunas zonas en vez de
hacerlo con agua fría se puede preparar con jugos frutales.
Los españoles cuando llegaron a esa
zona lo probaron y quedaron encantados por su sabor, así se fue extendiendo por
todo el territorio. Hoy es tradicional en Argentina, en Paraguay y en Uruguay
beber mate, también en el sur de Brasil donde se denomina
"cimarrón", se toma tanto en el campo como en la ciudad.
Lo que muchos no saben es que el
mate funciona como estimulante del sistema nervioso. Además, ayuda a la
digestión, a la actividad cerebral, muscular y pulmonar. También es capaz de
intervenir aumentando los latidos cardíacos, disminuyendo de esta forma la
presión arterial. Produce una sensación de bienestar, vigor, lucidez
intelectual y optimiza la absorción nutricional del organismo regulando en
general todas sus funciones de asimilación, gracias a las propiedades del
“alcaloide mateína”. Alguien dijo alguna vez que “el mate pasa de boca en boca
y de corazón a corazón”.
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